Comentario
Durante la época neoasiria, y a pesar de que Assur no siempre fue la capital imperial, sus reyes no olvidaron la cualidad sagrada que encerraba la ancestral ciudad. Ello les obligó a una política de vigilancia sobre sus construcciones religiosas (los documentos hablan de 39 templos sólo en la capital) para así hacer resaltar el continuado dominio del dios Assur sobre el resto de las divinidades mesopotámicas.
Aunque durante cuatro siglos no se levantaron espectaculares templos en Asiria, pues interesaban más las residencias palaciales, nunca se dejó, sin embargo, de lado a los dioses y mucho menos al rey de todos ellos, Assur, cuya figura se identificaba plenamente con la razón de ser del Imperio.
En consecuencia, Assur-nasirpal II no dudó en dotar a su nueva capital, Kalkhu, de los apropiados templos y construcciones complementarias. Sus ruinas han permitido detectar el Templo que dedicó a Ninurta, dios de la guerra y de la caza. Constaba de dos estancias, una principal con ancha antecella y cella alargada, siguiendo el modelo de las construcciones anteriores, y decorada con dos leones androcéfalos, y otra, secundaria, precedida por una estatua del rey. Junto a este templo levantó una magnífica ziqqurratu cuadrada (65 por 51 por 51 m), sobre basamento de piedra, según han revelado las excavaciones.
Al este del Templo de Ninurta se levantó otro, dedicado a Ishtar belit mati (Señora del país), vigilado por leones de alabastro.
Assur-nasirpal II también edificó en Imgur-Enlil (hoy Balawat) un pequeño templo, dedicado al dios Mamu, junto a su Palacio de descanso. De tal templo nos han llegado restos de sus imponentes puertas de madera, que fueron recubiertas más tarde, durante el reinado de su hijo Salmanasar III, con láminas de bronce con relieves historiados (Puertas de Balawat).
El nuevo rey, Salmanasar III, dada su personalidad de ferviente devoto del dios Assur, dedicó, asimismo, gran atención a los templos y santuarios de la capital religiosa del Imperio. En ella hizo reconstruir la antigua ziqqurratu de Enlil, reedificar el Templo de Ishtar y modificar en buena medida el doble Templo de Anu y Adad.
Años más tarde, durante la minoría de edad de Adad-nirari III (810-783), hijo que fue de Shamshi-Adad V, y siendo regente su madre Sammuramat, se construyó en Kalkhu el Ezida (Casa eterna), un templo dedicado a Nabu. Su estructura fue similar al Templo de Borsippa, la sede originaria de tal dios. El templo de Kalkhu, de grandes proporciones (85 por 80 m), contaba con dos antecellae y dos cellae, para el dios y para su esposa Tashmetum, aisladas del muro exterior mediante un corredor.
Tiempo después, Sargón II, Assarhaddon y Assur-etil-ilani realizaron profundas reformas en él, alterándose su planta (nuevo complejo cultual anejo para Ea y Damkina, los padres de Marduk; acoplamiento de un Salón del trono de ignorada finalidad, etc.).
Cuando Sargón II construyó su nueva capital, Dur Sharrukin, tampoco se olvidó de levantar en la ciudadela de la misma una grandiosa ziqqurratu de planta cuadrada (43,10 m de lado), probablemente de cinco pisos, que dominaba todo el complejo urbano. Junto a dicha torre se situaron seis magníficos enclaves religiosos: tres templos con cella alargada y antecella ancha, dedicados a Sin, Ningal y Shamash; y tres capillas (no tenían antecella) a Ea, Adad y Ninurta. Sus fachadas, todas ellas muy semejantes, estuvieron decoradas con ladrillos esmaltados, al tiempo que unas figuras de dioses flanqueaban las puertas.
Muchísimo más importante que estos templos y capillas fue el Templo de Nabu construido sobre una grandiosa terraza, al sur de la ciudadela y fuera de los muros del sector más elevado de Dur Sharrukin. Era de mayores proporciones que el Ezida de Kalkhu, dedicado a la misma divinidad. Comprendía un antepatio, con tres capillas y otras estancias, tras el cual se abría el gran patio central; al fondo se levantaba el templo cuya fachada estaba decorada con ladrillos vidriados. El templo era doble, pues también recibía culto Tashmetum, la esposa del dios.
Años después, con Senaquerib, la ciudad de Assur volvió a sus pasados días de esplendor religioso, gracias a la restauración que tal rey ordenó emprender en los santuarios, sobre todo en el doble Templo de Sin y Shamash, que carecía de torre escalonada, y en el de Assur, el Eshara (Casa de omnipotencia), al que dotó de una nueva estructura al añadirle un patio delantero y conectarlo con un pequeño templo exterior, el Bit akitu (Templo de las Fiestas del Año Nuevo, que había introducido el rey en Asiria a imitación del de Babilonia), de planta casi cuadrada con patio central y pórtico de arcadas sostenido por pilares. El último rey de Asiria, Sin-shar-iskun (623-612) reformó el Templo de Ishtar que muchos siglos antes había levantado en Assur Tukulti-Ninurta I. Las reformas dieron como resultado un doble templo, con un sector para la diosa Ishtar y otro (con dos capillas gemelas) para Nabu y Tashmetum.